Nuevo episodio de Marina Pessoa

Marina se quedó atónita. Fiona, calle abajo, se acercaba a ella con una enorme sonrisa. Conocía de sobra las sonrisas de Fiona. Eran puro disfraz.

Fiona se sorprendió, también, al ver a Marina. ¡Qué hace aquí! ¿Quién la invitó? 

Las hermanas Pessoa, dijo Marcelo al verlas, ¡estáis las dos, ¡qué bien!

-No sabía que venías

-Yo tampoco. ¿Quién te ha invitado?

Marina estaba descompuesta no soportaba ver a su hermana mezclada con sus amigos. Era su hermana preferida, con la que compartía sus intimidades más íntimas, sus secretos más secretos y hasta sus frustraciones inconfesables... pero verla con sus amigos ¡no!. Siempre sentía el mismo escozor, si Fiona estaba allí todo le sería robado, su cautivadora hermana envolvería a sus amigos en una red de buen rollismo y positividad que la dejaban fuera, apartada, sola y lo que es peor con un odio fraterno que no sabía manejar.

Y la muerte drástica por voluntad ajena volvió a dibujarse en su mente, ¿por qué no? Porque no asesinar a su hermana, era una labor de limpieza como las que había realizado últimamente. 

Marina se despidió precipitadamente. Entró en una farmacia de guardia. Todavía llevaba en el bolso las llaves de la casa de su hermana.




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