La asesina que llevo dentro

Esta mañana yo, Marina Pessoa, me he levantado con ganas de matar. Insomnio. Una imagen durante la noche, mi jefe y su sonrisita, una y otra vez. No lo aguanto, siempre soy yo el objeto de sus bromas. ¿Qué te pasa tarado? ¿No encuentras temas para tus chistes? ¿O es que no creas consenso entre tus amiguitos hombres si no te metes con una tía? Esta tarde yo, Marina Pessoa, antes de hacer el café, pasé por el cuarto de limpieza y cogí matarratas. Luego fui a mi escritorio y empecé a trabajar. Mis colegas de departamento fueron llegando poco a poco. Se volcaron en el trabajo, estamos preparando una oferta importante para la compañía. Con una gran sonrisa, Bruno Pelota recordó uno de los chistiños de mi jefe. Todos rieron mirándome, luego continuaron absortos en sus ordenadores. Llegó el jefe, tan simpático, tan ocurrente... ¿Queréis café pringaos? Lo he preparado, pero yo no quiero, contesto. Ay, qué digna la Pessoa hoy no quiere café. Pues había traído una leche que... Y un coro terminó la frase: ...yo mismo produzco. A las nueve me fui. Alegué malestar general. No quise verlos. Quizá esta noche la policía me despierte pero hasta entonces creo que dormiré tranquila.

1 comentario:

david dijo...

Yo hubiera hecho lo mismo.