Cada vez que veo una obra de Shakespeare me admira cómo alguien puede escribir con tanta inteligencia, tanto amor al ser humano, tanto respeto al público... y tanto talento.
El miércoles vi el Cuento de invierno dirigido por Sam Mendes, cuando terminó aplaudí enloquecida de alegría, aquello había sido una fiesta.

No hay comentarios:
Publicar un comentario