Y entonces lo sé: creo en la ETERNIDAD.
Con mi madre esto no me pasa.
Con mi madre esto no me pasa.
Cuando pienso en ella, y pienso en ella cada día, no pienso en la eternidad pienso en la pérdida. La nombro, a medias... quiero decir que nombro la pérdida a medias. Me duele.
Ojalá se pudiera acompañar a los seres queridos en su último viaje, hubiera acompañado a mi madre...
Pero no, estoy aquí y ella no.
Ojalá se pudiera acompañar a los seres queridos en su último viaje, hubiera acompañado a mi madre...
Pero no, estoy aquí y ella no.
No está y no volverá a estar.
Y entonces lo sé: me da igual la eternidad.
Quizá el tiempo, el Gran Igualador, me ha unido al espíritu de Rosa y quizá el tiempo, ese Gran Igualador, no me permite todavía unirme al espíritu de mi madre. No lo sé.
2 comentarios:
Hablaremos sobre lo que comentas de tu madre
Las madres siempre están, y los padres
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