¡Qué sensación más fea ser timada!

Primero una pequeña nota sobre el título: uso esta extraña forma del verbo timar porque una vez timada me quedo tan pasmá que la forma pasiva del verbo es la única manera de reflejar mi estado de ánimo.

Comienza la narración de los hechos:

En una tienda veo un objeto, no desvelo de que se trata pues no quiero violar mi intimidad.Me gustó mucho, tanto que aunque me pareció carísimo, 69 €, me decidí a comprarlo porque "a veces -pensé yo aquel día- merece la pena gastarse un poco más y salirse de la gama producto-medio del consumo general”.
Para comprar dicho objeto, hube de convencer a David para que viniera a verlo (en cierta manera el objeto era para compartir). Habíamos de desplazarnos a las afueras de Madrid, y para poder hacerlo sin problemas de stress, tuvimos que pedirle a su madre* que viniese una tarde desde Hortaleza (al menos a 7km. del centro) para quedarse con la niña Adela mientras hacíamos nuestro misterioso recado.

Dicho y hecho; tarde del martes, abuela y nieta en casa, David y yo viajando en busca del codiciado objeto. Llegamos a destino: a David le gusta, ¡alivio! Pero ¡duda! le parece caro; finalmente su belleza nos gana, decidimos comprarlo.

Sábado por la mañana, voy a por el pan, en el escaparate de una tienda cercana: ¡zacatrás! Un objeto, ¿parecido?… ¿el mismo? Entro, ¡no puede ser! Depositados en el suelo, una pila de objetos, todos exactamente iguales al mío… ¡Mi exclusividad apilada con otro ciento de exclusividades en el suelo de una tienda cualquiera!
Desde el más absoluto de los desencantos cojo uno de los clones exclusivos y ¡Oh desgracia elevada a la infinita potencia! ¡¡¡30€ más barato!!!.

No hay más opción que el suicidio comercial.
Me escondo y a nadie digo que: ¡he sido timada!





* A todos los efectos “su madre” es mi suegra, aunque debido a no tener regularizada nuestra relación y la poca gracia que me hace la palabra, prefiero llamarla "la madre de David" o bien "Ana" que es como se llama

1 comentario:

Ana dijo...

Hola guapa, no te mortifiques, ¿a quien no le ha pasado esto alguna vez?. Hay quien dice: mal de muchos, consuelo de tontos...
Es así como nos sentimos cuando nos han timado, estafado, engañado...

Besitos